Sobre la visita de Jay Miller a Catalunya (¿alguien habla de ello en un tono crítico?)

Llevo varios días asistiendo de forma razonablemente inmutable al neoberlanguismo (dícese del recibimiento a personas de otros países al más puro estilo Bienvenido Mr. Marshall) más esperpéntico de parte de la prensa y del catalanismo vinícola bienestante (¿?) ante la visita a nuestras tierras del doctor en psiclogía clínica y crítico norteamericano Jay Miller de The Wine Advocate: seguramente la publicación más influyente del mundo en cuanto a vinos se refiere. Es decir: Robert Parker Jr. aterrizó en Catalunya. Vale, nada en tengo en contra de este señor, al que no conozco y con el que no dudaría un sólo segundo en compartir una buena velada tomando y hablando de vinos, la acumulación tiene sus ventajas. Veo una foto del tipo y me parece un cachondo con el que tomaría muchas cosas que seguro valen la pena. Yo soy un don nadie, en esto del vino, y él es un crack, de verdad que lo es. Un tipo que prueba  (La Vanguaria dixit),  1.300 vinos en 11 días (tocan a 118,18 al día), tiene que ser una aunténtica bestia. Y todo esto lo hace aún siendo amante del béisbol, cosa con la que no comulgo, porque nunca entenderé el atractivo de este deporte: así Don Delillo le dedicara sus mejores páginas, en el prólogo de Underworld*.

Pero venga: todos a decir que Miller es la gran esperanza del vino catalán. ¿Cómo? ¿A qué tanta pompa? ¿Ésto de qué va realmente? Pues, en mi modestísima opinión, esto va de un país que produce grandes, buenos, mediocres y malos vinos en cantidad (de todo hay cuando se es productor) y que busca –necesita– desesperadamente vender y no sabe cómo. Es lo que pasa cuando uno hace ago sin pensar cómo lo va a vender. El mercado interno está por los suelos (ahora sube dos décimas, ahora baja una) y nadie tiene muy claro -se habla poquísimo de ello- si vale la pena luchar para remontar el consumo de vino catalán en Catalunya. Ojo, que el cava es tema aparte y no lo meto en este cuento. Poco importa que, restaurante tras restaurante, por todo el ancho del país, las cartas estén repletas de vinos (la mayoría los mismos y bastante psé, porqué no decirlo) de los de millones de litros, de Rioja y Ribera, y apenas algún blanco del Penedés o algún tinto de Priorat, como haciendo el favor. De lo más trillado. Nada nuevo. ¿Quién no se ha sentido decepcionado en el eterno pelegrinaje a mil-y-un restaurantes? Sí, hay excepciones, pero quien se mueva habitualmente por restaurantes del país, no sólo Barcelona (dónde sólo hay UN Monvínic, caray), y sea un poco sensible al asunto, sabe que esto es así. Y quien se mueva habitualmente, o tal vez no tan habitualmente, pero se mueva por restaurantes del país vecino, el del norte, sabe que en cualquier rincón tienen un apartado en la carta de vinos para algunos caldos de la zona, ya sea en la Saboya, Sancerre-Orléans o el Bearn-Jurançon. O del país, en otras partes todavía menos consideradas (que aquí nadie es perfecto). Luego, siempre habrá lugar para algún Burdeos, Borgoña, Loire, Alsace o Languedoc-Roussillon. Pero que encontraréis vinos de la tierra, así no sea una zona de gran (réputé) producción, eso os lo aseguro. Yo declaro que en Francia hay lugar para la sorpresa local. En España, en concreto en Catalunya, quien sepa, le ruego que me diga, pero suele ser un país páramico. Hablamos de cartas de vino. Aquí no, somos los reyes del mambo pero aquí hacemos el panoli. Hay excepciones, repito. Muchas. Pero nuestra mucho más que justificable dosis de chauvinismo la dedicamos a otras cosas, algunas de ellas bastante más estériles y cortoplacistas, mientras los mismos vinos de siempre, que saben todos igual (ya sean riojas o riberas), invaden nuestro consumo interno. Ante eso no hay que luchar, no, para qué. No vale la pena. En un país que es todo él tierra de vino (la geografía habla: las antiguas terrazas abundan por todas partes, y quien lo ponga en duda le invito a salir de ruta con mi furgoneta), no vale la pena hacer nada contra la atonía de las cartas de muchos restaurantes (y el stock de muchas tiendas, ya que estamos, aunque esto es comer aparte), no justifica el esfuerzo. No creemos que el turista de fuera valore el poder encontrar vino del país. Y el de dentro ni te digo, ¿para qué?

Ergo, ¿solución? Exportación. Hacia el mercado exterior el excedente (que palabra tan horrible),  y todo resuelto. Es la vieja-nueva panacea del vino catalán. Nietzsche estaría orgulloso de este eterno retorno en el que vivimos. Ahora bien, el mercado exterior (salgamos de España, que es un mercado interior de tipo B, o exterior de tipo A) plantea unos competidores muy jodidos, bien sea por calidad (Francia, Alemania), por imagen (Italia), por cuota de mercado razonablemente cautiva (Portugal) o por precio (el nuevo mundo en general, como Australia, Nueva Zelanda, Suráfrica, Chile o Argentina). Nada de esto es unívoco, obviamente: se cruzan los motivos (algunos vinos de Suráfrica o Australia son como para buscar nómina en The Wine Advocate). Pero vamos al ajo de la cuestión inicial. El caso es que en estos días no ceso de escuchar cosas como: «Jay Miller, mano derecha de Robert Parker, el crítico de vino más influyente del mundo, va a poner los vinos de Catalunya en el sitio que se merecen». Y van unas cuantas. En los medios convencionales, en Facebook, en varios blogs. Y esto se ha dicho. Y se respira en el ambiente. Es de ésto de lo que trata la visita de Jay Miller a Catalunya. Un tipo que posiblemente me caería estupendamente.

Me imagino la película: el bueno de Jay Miller aterriza en El Prat (¿vendrá en Ryanair?). Quién lo financia, porqué no lo va a hacer The Wine Advocate, ni de coña, que aquí hay que cobrar y nosotros somos los cracks, que se note. Bueno, hasta ahí todo bien, no seamos inocentes, pasa en las mejores familias. Todo el lameculismo le espera. Esa parte pasa, así no guste. Aunque, pensándolo bien, si yo fuera Jay Miller no tendría dudas (gota aparte) en ponerme las botas sin tener que poner un duro. ¿Cómo no va a pensar que hace lo que le gusta, o sea cobrar y además comer y beber lo que le venga en gana, y no disfrutrar en el intento? (volvemos a La Vanguardia). Pues le llevamos a los gordos, que las ventas tienen que notarse, y también a algún pequeño, que también hacen buenos vinos.   Algo sabrán esos artesanos. Bueno, aún faltan 4 días para que se vaya. La prensa a lo suyo: a hacerle la rosca al nuevo mesías. Lo siento pero llegados a este punto yo me alineo en The Feiring Line. No es que no me guste Miller o Parker. El día que esté donde ellos, apaga y vámonos, que aquí estoy yo escuchando a Paolo Conte. Es que me jode el encefalograma plano de algunos respecto a su visita. Porque este tipo, guste o no, es de la escuela: «yo digo qué le tiene que gustar siempre al consumidor final, lo pongo en una escala a partir de 85, y hasta 100, y luego el consumidor va a pedir lo que quiere que le diga yo que debe tomar, así que las bodegas harán lo que el consumidor pida, es decir, lo que yo digo. Porque si no, adiós ventas«. La jugada es redonda. El consumidor es EEUU y como en China e India no hay The Wine Advocate, pues suma millones de consumidores. Y ahí es donde apuntan las esperanzas de toda una Catalunya sedienta de ingresos. Porque se hacen decenas de vinos abosultamente innecesarios sin pensar en cómo se venden, aunque esto es materia para otro post.

Y me jode que no haya resistencia, así se de contra la pared. Que no se manifeste. Ya sé que se puede decir: «es el Imperio, y el Imperio manda y hay que vender, que muchos puestos de trabajo dependen de una opinión». Cierto que los trabajadores de Nissan han aceptado congelar su sueldo para garantizar un precario futuro, o futuro precario (que uno no sabe cuál es el orden) que es inevitable, que es el que se viene porque los mercados blablabla, y en el mundo del vino muchas familias viven del tema como para ponerse pelolínguicos. Pero tampoco pasemos la lengua sin reservas por donde pise el Sr. Miller, que uno tiene su orgullo de terra de vins, que igual es capaz de tener una opinión sin que todo el stablishment català del vino se arrodille a extender la alfombra roja allí por donde el enviado de Su Majestad, Parker Jr. vaya a determinar el futuro (tu sí, tu no) del vino en el mundo. Porque esto va más de una partida de Risk que de Tute o del domino en el que mi abuelo es campeón del Casal.

Pero claro, mientras escribo estoy tomando un Tres Uves del 2006 que guardaba desde hace algún tiempo, y todo esto realmente me suena muy distinto a lo que estamos hablando…

Pero pasemos a cosas serias:

                                                                                                                                                                

 *Alguien que comienza un libro:

Habla con tu misma voz -americano- y en sus ojos se detecta un brillo que siempre resulta esperanzador. 

…no puede no estar en el mismo lugar en que están Melville, Poe o Thoreau. Que es en el piso superior de Miller, Capote o Auster, por supuesto. Por favor, lean a Don Delillo y déjense de Larssons y caducifolios del estilo.

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20 respuestas a Sobre la visita de Jay Miller a Catalunya (¿alguien habla de ello en un tono crítico?)

  1. Jordi dijo:

    Una lectura interesante … pues el reflejo de la realidad.

  2. margarita lecha millet dijo:

    bon dia Marc.
    es un luxe llegirte.
    estic contenta.
    encara que no conec el mon del vi, (tu ja ho saps), fa molt de temps que no demanem
    ni riojas ni riberas i tastem abans de veure i intentem opinar.
    aixo es important oi?.
    petonssssss.

  3. Mariano dijo:

    Creo que es lícito que la gente busque promocionarse en los grandes mercados, sobre todo en un mercado tan rígido. Solo esperemos que no a todos los productores, se les de por elaborar a lo Parker/Miller, porque entonces será engordar para morir…

    Buen blog, por cierto. Felicidades.

    Saludos

  4. Joan Miquel dijo:

    Marc, siempre tan juicioso … pero, aunque coincido en gran parte de tu análisis -si hemos de mantener una industria propia, lo mínimo es promocionarla en primer lugar de forma local-, debemos ser realistas: España es el segundo consumidor europeo de vino … ¡por la cola! Si queremos ser competitivos (la palabra de siempre), debemos acomodar la oferta a la demanda, ajustar precios (se acabo la época en que cualquier medianía de vino tenía un precio prohibitivo), y salir a los mercados exteriores a competir (eso si, con nuestras armas: exclusividad, calidad, y un precio razonable). Todos estamos de acuerdo en que un D.O.Ca. Priorato es un vino de categoría, pero su precio está en muchos casos desorbitado, lo que lo hace muy poco competitivo fuera de nuestra casa … Sin embargo, vinos dignísimos (y tan catalanes como los del Priorato) como puede ser un D.O. Tarragona, pueden competir por precio con un Rioja o con un Ribera del Duero, e incluso mejorar su oferta, beneficiándose de la marca «España» como los anteriores; y afrontar por precio la competencia de productos mucho menos exclusivos como los chilenos o los sudáfricanos (por poner un par de ejemplos), pero con un plus de imagen. Pero no, aquí solo queremos vender vino en nuestra casa y a poder ser del Priorato (que viste más), y si es caro, mejor. Poco futuro puede haber en ese camino: Con la actual crisis, los mercados exteriores sólo son receptivos a productos nuevos por precio … Y habrá que adaptarse por que el mercado nacional apenas repunta. Mientras tanto, la D.O.Ca. La Rioja ha incrementado sus ventas al exterior un 18% (a nov’2010 respecto el año anterior) … ¿por que será? Encontremos pronto la respuesta y quizás estemos a tiempo de sobrevivir sin Mr. Marshall (o the Wine Advocat).

    • Ascensión Rodríguez dijo:

      Después de leer tu comentario en el bloc, tengo que decirte que me siento todavía más ignorante respecto a vinos, que le vamos hacer. Intentaré arreglarlo consumiendo vinos del país, pero la verdad, hay que pedir más «formación», palabra de moda, y que estos vinos, a nivel económico sean más asequibles, no encuentras blancos del penedes, o tintos del priorato, que sean asequibles para una inmensa mayoria. Mi ignorancia es tal que no tengo ni idea quien es el personaje del que hablas, pero si es cierto que ha hecho un promedio de 118 catas al día, no crees que vive de renta?.
      Bien por la parte cultural de Brassens. Aquí si que nuestra generación y la que nos sigue puede decir que estamos algo más «formados».
      Los que estaís en el mundo del vino os toca divulgar «otros vinos» animo, recuerda la parabóla del sembrador, pendante no? y siembra para poder recoger, no todo se pierde.

  5. Laura dijo:

    Poc a poc introduint-me en un món desconegut però proper descobreixo que peca del mateix que del mòn del que vinc jo. Els petits noms reneguen dels grans noms tot i saber que el seu producte (sigui vi o sigui art) és més valuós i més interessant, i que els seus petits seguidors fidels sempre oferiràn una opinió més valuosa i crítica que qualsevol estrella vinguda els Far west!

  6. Malena dijo:

    Querido Maaarc!
    y yo que extraño la pasión en la escritura del vino en español o castellano (se que le pones más pasión aún en catalán), celebro tu post! Escribes bien como una mujer ovariuda!! Felicitats!
    Sigo. Se me vienen un montón de expresiones muy populares a la cabeza, como por ejemplo «no tiene la culpa el chancho sino el que le rasca el lomo», porque después de todo qué culpa tiene Jay Miller o todas las empresas por el estilo de que se caiga tan irreflexivamente a sus pies…
    Creo que es un tema profundamente cultural. Fíjate que ayer se hizo público el estudio de http://www.reputationinstitute.com/ sobre la autoestima de los españoles y qué resultado da? que la tenemos como 8 o 9 puntos por debajo de la percepción que hay de España fuera de aquí. Ya me lo dijo Dominik Hubert el año pasado en Millesime Bio refiriéndose a lo bien que se venden los italianos a costa de nuestros aceites y jamones!!!
    Pero algo muy gordo, mucho más de la que está cayendo ahora tiene que suceder, como para cambiar el punto de vista. La combinación de mucho dinero con poca cultura lleva a resultados desastrosos: especulación inmoliaria, urbanística, etc. Como dice mi muy respetado Josep Ramoneda, en este país absolvemos todo por la vía de las urnas.
    Y henos aquí citando tanto que haría falta volver a la escuela para entendernos. Sin embargo resultamos desconcertantes, raros, qué se yo.
    Y a pesar de todo, están los casos concretos de los que me alegro tantísimo.
    Acabo de decir en mi caralibro que sé con quién cenará Miller esta noche, lo que comerá y lo que beberá. Y que seguramente se caerá de culo.
    Esta noche será un oportunidad para un emprendedor que conozco tal vez mejor que a mi hermano. Por razones que desconozco pero que se deben seguramente a un trabajo muy bien hecho, esta noche Miller asistirá a un evento informal en donde comerá la comida de uno de los mejores chefs que cocinan en este país (Roberto Siginore) y beberá vinos catalanes, algunos mejores que otros. Pero te aseguro que la experiencia que vivirá será seria, divertida, no querrá irse. El responsable tiene nombre y apellido: Stefan Lismond. Este hombre, si hubiera elegido vivir en Londres o EEUU o en alguna parte de Francia ya sería un crack consumado, reconocido, a la altura de Michele Rolland, Parker o Miller o Juvet o cualquier negociant que trabaje en un lugar en que haya espacio al reconocimiento. Aquí pelea, pelea, pelea, pelea, pelea, pelea, pelea, pelea, pelea…
    Brindo por Srefan. Porque esta noche sea la suya y se pueda ir a dormir satisfecho y reconocido. Mañana se lo preguntaré y hablaré de nuevo.
    Está claro que esta respuesta está escrita por una mujer!
    Salut querido Marc y sigamos haciendo la nuestra!

  7. Lorenzo dijo:

    Pues así está el panorama, hay más indios que flechas.

    – Sobran gurús, salvapatrias y demás calaña intentando pescar en rio revuelto.
    – Sobran leyes y gobiernos con el palo y la zanahoria.
    – Sobran clientes sedientos, aunque en realidad:
    –Faltan vinos auténticos y naturales españoles (franceses e italianos hay unos cuantos).
    –Faltan bares, tiendas y restaurantes que los vendan y comuniquen.

  8. Hola, Marc, un artículo muy interesante y que pone el dedo en varias llagas.
    Primero: tengo mis dudas de que, conociéndote, Jay Miller te cayera bien. Es una esfinge que ejerza como a tal y no suelta un comentario cachondo ni bajo tortura…
    No tienes que extrañarte de nada. El que está sorprendido es el propio Miller quien, con claridad, no ejerce de crítico sino de recomendador. Esas son sus palabras. Y después, que la gente haga lo que quiera con sus puntuaciones…
    Todos necesitamos referentes, todos sentimos, sobre todo en cosas que nos son desconocidas pero a las que queremos acceder, una «llave». Parker y Miller proporcionan esa llave. Nuestra es la libertad de comprarla o no.
    Miller tiene los dientes podridos, Miller anda con dificultad y tiene ciertos problemas de salud que hacen, en mi opinión, bastante inviable que pruebe los vinos para otra cosa que no sea «recomendar» su opinión sobre ellos a quienes compran sus productos.
    Miller viaja en compañía de uno de los dos MW españoles, el único que vive en España, Pancho Campo. Se sientan a la mesa, leen las fichas que les han preparado los bodegueros (siempre la misma información) y catan como esfinges. Si hay mucha suerte, seis/ocho botellas pueden durar media hora, tres cuartos. Si no, las ventilan en 10 minutos. Casi no preguntan, no hablan. Yo tengo mis dudas de que de esa metodología de trabajo pueda salir otra cosa que no sea una recomendación.
    Haced caso de Miller: él no es un crítico, es un recomendador.
    Y cada cual es responsable de quién elige para ser aconsejado.
    Yo, en esta ocasión, le voy a pasar la prueba del algodón al Sr. Miller. Y así como se metió en un lodazal tremendo en otras ocasiones (temas de restaurantes y cartas dw vinos…), ahora voy a comprobar sus percepciones, notas y comentarios de algunas de las cosas que ha probado por aquí. Porque yo las probé en el mismo día que él y de las mismas botellas que él y Pancho dejaron a medias…
    Veremos si coincidimos…Claro que yo no pongo precio a mis «recomendaciones/ percepciones/consejos» ni las valoro en una escala. El vino es algo demasiado personal como para que mis gustos se conviertan en listados en una estantería de vinacoteca.
    Y si supieras quién le monta las visitas y qué bodegas y vinos cata, terminarías de entender que todo, todito, es ni más ni menos que un gran negocio.
    En el mundo del cino, tal y como lo entienden estos señores, no hay espacio para la lírica, compañero. Ese espacio de comprensión vínica vive en dimensiones que, hace treinta años y cuando Miller vendía vinos en su tienda, puede que pisara. Ya no.
    Y Parker empezó comprando sus vinitos en la tienda de Miller…
    Un abrazo y, por supuesto, hay otras voces y otras recomendaciones que pueden ser atendidas…
    Joan

  9. samuel cano dijo:

    Lo primero Marc, buen texto y me alegro de volver por estos lares.

    Pienso que me he equivocado de trabajo (no es ironico, casi todos las mañanas lo pienso, pero me levanto y trabajo para demostrarme a mi mismo que no lo he hecho). Cuando dejé la universidad en vez de venirme a sembrar ajos y podar viñas me tenia que haber hecho gurú, de que no lo se, pero gurú. Tiene que ser cojonuda la vida de esta gente (seguro que aqui pasa como en la telenovela»Los ricos también lloran») aunque a ciento y pico vinos al dia, ojo la de malos tragos que tienen que pasar.

    Mirando la respuesta de Loren, podria empezar mi opinión sobre el tema. Loren te ha faltado una cosa: «Sobra vino, y mucho», y ya lo he dicho alguna vez, sobra vino y no cepas. Hablo solo de mi zona, y como dice mi amigo Noe, lo que no son cuentas son cuentos. En C-LM hay 600.000 has de viñedo, que por d.o. pueden producir 10.000 kgs/ha por lo tanto 6.000.000.000 kilos de uva que son aprox. unos 40 millones de hectolitros de vino que todos los años se consumen de una u otra manera. Para producir esto hacen falta ingentes cantidades de abonos minerales, fitosanitarios, herbicidas, agua estraida de pozos y rios, para que al final vaya todo al mismo montón. Claro el montón es muy grande y dificil de vender, porque todo es lo mismo, asi que hace falta el gurú. Si en vez de esos 10000 kilos, produjeramos 5000 kilos, no harian falta ni los abonos, ni el agua, ni las alcoholeras, ni el montón, porque faltaria una cuarta parte de la producción del pais y entonces, tampoco haria falta el gurú, pero como dice mi padre: «quien le pone el cascabel al gato». Yo pienso que el gato es un tigre que al final nos va a comer.

    Solo a modo informativo, la uva del año 2009 nos la ha liquidado hace unos dias la coop. a 20 ptas/kilo (lo pongo en pesetas, porque en centimos de euro me da verguenza) con ese precio me voy a pagarle cenas al Miller, al Parker y a los choferes que lleven para regresarlos borrachos al hotel. Manda coj….

    Salud y buen vino.

  10. Emma dijo:

    Una vez más el mercado nos somete y nosotros nos arrodillamos ante él para ser devorados, con un distinguido maestro de ceremonias.
    ¿Qué otorga verdadero valor a un vino? Buena compañía, buena conversación y risas… eso no se puede comercializar.
    Un abrazo Marc y gracias por tus palabras.

  11. marc dijo:

    Gracias a todos los que estáis aportando con vuestros comentarios, tanto los amigos que afirmáis ser ignorantes en el vino (cosa que no me creo en absoluto ;-)) como los profesionales a los que sigo en las distintas funciones que desarrolláis.

    Mariano, un placer encontrarte aquí. No sólo creo que es lícito que la gente busque promocionarse en grandes mercados, sino que es lógico y así es como debe ser, con fuerza para salir adelante. Lo que no me parece tan razonable es que se dediquen esfuerzos y recursos (¿de todos?) a adular al Gran Leviatán para intentar posicionar los vinos de este país en los grandes mercados y se descuide de forma tan flagrante el consumo interno. Voy más por ahí.

    Jordi, Samuel y Lorenzo, como productores vuestra voz es necesaria, y es enormemente importante poderos seguir escuchando. Para mí especialmente lo es en vuestro caso, porque vuestros vinos están habitualmente presentes en mi mesa y en las recomendaciones a mi entorno, y es de esto de lo que hablamos. Pero sí creo que hacen falta otras voces, como dice Joan (siempre ahí), que ayuden a orientar al consumidor, que fácilmente puede perderse entre tanto bombardeo de gurús con intereses poco claros. En estos días no he hecho más que escuchar la nefasta conjunción de dos términos como «influencia» y «mundo». Cuando alguien es tan influyente, vámonos al monte. A lo que iba: creo que no sólo puede haber productores, cadena de suministro y consumidores (de nuevo esta palabra horrible, sustituyámosla por público o amantes); puede y debe haber prescriptores: gente que, en su situación, la que sea, trabaja de forma honesta y transparente para recomendar aquello que independientemente y sin clientelismos considera bueno, sano y adecuado, para dar a conocer al público. Del sector editorial, en el que he desarrollado gran parte de mi trayectoria profesional, me gusta el paralelismo que se utiliza para definir a los editores como aquellos que simplemente ponen el foco donde debe estar. Ésto es aquellos que, como la matrona de la que siempre hablaba Sócrates, ayudan (no deben ser protagonistas, sólo lubricantes) a que el amante del vino pueda conocer y descubrir. Ese es el trabajo de los prescriptores, entre los que en mi pequeño entorno me incluyo.

    Malena ¡no me olvido de ti!. Sin tu trabajo ni algunos de los caminos que has abierto, nada de esto sería posible.

    Un dato me gustaría poner aquí simplemente para ser compartido. En la corta andadura de este blog, el promedio de visitas por posts ha sido razonable y creciente. Con esto siempre me he dado por más que satisfecho. Sólo una persona, además del adminsitrador de este espacio, ha sido el responsable de más de 10 comentarios y una multiplicación x 20 de las visitas a este blog en menos de 24 horas. Y esta persona es el propio Jay Miller (y su alter Robert Parker Jr). Hablar de él ha sido como un detonante. ¡Qué cosas! Ahí queda ese dato. A mi me da mucho que pensar.

    Salut!
    M.

  12. Malena dijo:

    Leído lo leído debo decir que me impresionó eso de que Miller tiene los dientes podridos y por supuesto las cantidades impronunciables y estratosféricas de uva y vino que menciona Samuel!
    En el caso de Joan, tengo más la sensación de estar ante la descripción de Homero Simpson que de otra cosa, aunque creo que Homero tiene bien los dientes:) y solo bebe cerveza…
    Siento que una vez producida esta catarsis, debemos concentrarnos en los caminos propios y no caer en distracciones. Porque es por ahí que se nos escapa la energía que tenemos que usar en favor de nuestros proyectos.
    Bien por el debate de todos modos, parace que algo se agita en la blogsfera del vino en español (Marc sabes cómo respeto el catalán). Hace falta mucho contenido de valor, agregar más que dar vueltas por los mismo trillos y eso a veces sólo puede suceder cuando unos «de fuera» (me incluyo dentro:) comienzan a meter la cuchara o el nas!
    Visca espiavimonis!

  13. marc dijo:

    Malena, yo también he quedad impresionado con la descripción que hace Joan del Sr. Miller. Para mi es una obviedad que es necesario un estado de salud y bienestar adecuados para poder percibir lo bueno de la vida, y el vino está entre ellas. Mejor me lo pone Joan cuando dice que no soltaría ni un chiste bajo tortura y que de cachono, rien de rien. Eso convierte en innecesario el beneplácito de la duda que le dispensaba en el post.
    Dicho esto, que ya está dicho y aquí queda, Malena, nada me alegra más que seguir concentrado en lo mío, que es lo nuestro. Hay un montónd e proyectos por sacar adelante que pueden permitir que otros creemos nuestras propias «llaves», desde la humildad y el trabajo me atrevería a decir casi «guardiolianos», que ayuden y hagan posible a que algunos vinos puedan encontrarse con mayor facilidad que en la actualidad con sus futuros amantes.

  14. marc dijo:

    Y por supuesto brindo porque a Stefan le haya ido muy bien, porque es un currante, un corredor de fondo, porque es un crack y un excelente anfitrión, apasionado del vino y de la vida como pocos.

  15. Jordi dijo:

    Vaya, cuanto ambiente y buen rollo en el blog !!. Me gusta, veo que hay sensibilidad y sentido común.
    voy a añadir algo más, porquè me dá la impresión que el vino catalan está gastando ya el cartucho de la recàmara… seamos realistas: Como una persona que cata 100 vinos o 150, en un dia, ( una barbaridad ) por mucho que escupa, es que no se entera de lo que ha bebido ni de casualidad. … ,puede que la vigésimosexta copa le dé unas notas de regaliz cósmico…No seamos incautos, no hace falta traer marionetas a golpe de talonario para crear ilusión, …que a nadie le va a tocar la rifa.
    Cualquier cosa, porque és, va o viene de lejos es mejor, esto es una falsa visión, porque lo mejor solemos tenerlo al lado de casa, lo que ocurre es que no sabemos verlo.
    Porquè no invertimos en casa ?? como apunta Marc
    Yo, para empezar he invertido en mi mismo, sé lo que bebo y eso és seguro ( que no és poco, y no es egoísmo ) luego ya van viniendo los demàs, porque también hay para unos cuantos que van a saber lo que beben. ( algunos ya lo sabeis.. )
    ánimo y adelante que se avecinan cambios interesantes !!

  16. Carmelo dijo:

    Marc, la rajola d’en «BUFU» (Julius dixit) assegut sota l’arbre empinant el porró t’ha donat un molt bon criteri del que es el vi, la terra, el negoci mesquí i sense perspectiva àmplia. Estic d’acord amb tu: hi ha Riojas excel.lents, Riberas de luxe, però això ho sap tothom, fins i tot els que no tenen puta idea de beure vi, i es queden aquí, sense l’esperit «d’aventura» de conèixer el grandissims vins d’algunes bodegues i cooperatives petites del nostre país.
    Per desgràcia el ramat encara segueix als pastors del negoci global.
    Visca la República!
    Una abraçada.

  17. Pingback: Shhhh… (¡estamos catando!) | Espiavimonis

  18. Seguro que conoces el «Viña Consolación», de Pago Guijoso (El Bonillo). Yo lo descubrí causalmente hace aproximadamente un par de años, en una visita a la zona, y lo he incorporado al repertorio de vinos que frecuento. Un saludo.

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